jueves, 16 de febrero de 2012

La obsesión humana de catalogar a los perros




Roza la obsesión la manía que tiene el ser humano de etiquetar a las razas de perros por lo que se dice de ellas o porque en un momento dado un individuo canino se ha defendido de una manera que el humano no entiende y cataloga al perro de agresivo en vez de reconocer un comportamiento de defensa frente al entorno.

En primer lugar podemos hablar de los perros mal llamados y catalogados según la legislación nacional como PPP (perro potencialmente peligroso), perros que desde que nacen tienen su futuro predeterminado por una forma de pensar humana que va limitar toda su vida, sus movimientos, su libertad y su posibilidad de ser perros sanos y equilibrados.

Perros que de cachorros reciben todo el cariño de la gente y que según crecen, por sus características físicas, acaban relegados a un segundo plano, tras un bozal y una correa corta, sin tener en cuenta lo que ésto puede suponer en el comportamiento futuro del perro, cada vez mas controlado y cohibido.
Muchos de estos perros quedan sentenciados desde que nacen a llevar una vida de miseria e incomprensión. La ley, la gente en general y la falta de conocimientos del propietario hacen que la vida de este perro no sea plena. Son perros a los que fácilmente se etiqueta como dominantes con el consiguiente bloqueo de un sano y normal desarrollo.

Cada perro es un mundo, es un individuo único, y que unas razas tengan un cuerpo más musculado y una mandíbula más grande que otras no quiere decir que las primeras vayan a hacer daño a nadie por el mero hecho de querer hacerlo. Es realmente la forma que se tiene nuestra sociedad de tratar a los animales la que hace que estos perros acaben defendiéndose del ser humano exactamente igual que lo haría cualquier otra raza más pequeña, con comportamientos muy similares que, mientras que en una raza pequeña suelen resultar "graciosos", en un perro más grande, en un "ppp" nunca se perdonan, por mucho que se trate de un animal admirable en todos los aspectos.

Y no sólo ocurre con los llamados PPP. Cualquier perro que cierto día ladró a quien se aproximaba hacia él de forma poco amigable o a quien por desconocimiento invadió su distancia de seguridad, comienza ser mirado de otra forma, como si de un gran peligro para esta sociedad se tratase, cuando en realidad es un animal lleno de miedo, falta de socialización o experiencias traumáticas.

Cuando dejamos de tener control "ficticio", se descontrolan las situaciones y es cuando comienza la utilización de una forma de educación que no es nada aconsejable para el desarrollo emocional del perro y su relación con el mundo que le rodea.
 
 
En vez de educar, se utilizan "herramientas" como collares de pinchos que dan al humano sensación de control pero que aposteriori agravan la situación, impriendo dolor y miedo en el perro y con el pensamiento equivocado en el humano que de esta forma el día a día va a mejorar, cuando se trata solo de una forma de intimidarlo y conseguir que un perro tenga comportamientos impredecibles.

Estamos de acuerdo en que hay gente que por circunstancias tiene miedo a los perros, pero cuando un caballo suelta una coz no es tachado de agresivo, simplemente no haberte puesto detrás. El rasero con el que se miden estos comportamientos no es el mismo para unas especies que para otras.

Un acto en un momento dado no debería condenar a un individuo de por vida, pero es lo común en esta sociedad en la que unos se pisan a otros y se ponen la zancadilla. Estos pobres perros que un día demostraron lo que pueden hacer en un momento emocional muy álgido, quedan tachados de agresivos y peligrosos.

En realidad ¿quienes son los mayores depredadores y destructores, que destrozan el entorno en el que viven y se saltan todas las leyes de la naturaleza? La respuesta es clara.

No hay perros peligrosos, solo dueños irresponsables y leyes absurdas.

Por CECP, imagen cedida por Propatas adopta

3 comentarios:

  1. Sacrificar a un perro por haber mordido es como condenar a muerte a una persona por dar un puñetazo

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  2. La ley sobre perros considerados peligrosos es en ejemplo típico de nuestra conducta hipócrita. La mayoría de las personas que adquiere un perro lo hace hemotivamente, fruto de la pasión de un momento. La mayoría tampoco conoce las diferencias entre razas. Así que ése cachorro adorable, pongamos, un Malamute, crece en un piso de 40 metros de Madrid. Inicialmente se le dan 2-3 paseos diarios pero luego, se sabe, por la rutina, la climatología, los paseos se reducen en tiempo y en espacio hasta como mucho, llegar a dar la vuelta a la manzana, El Malamute se llama "la locomotora del Ártico" es un perro de trabajo. Así que, frustrado, triste, deprimido y ya adulto, empieza a tener conductas inapropiadas. Como reacción, a la primera de cambio, su familia, su manada, lo abandona tranquilamente en una perrera. Este patrón se multiplica por 100, por 1000, con variaciones. Lo triste de todas estas historias de ignorancia e incomprensión, es que el compañero del hombre de estos últimos 15000 años acaba sacrificado o abandonado- Luego castigamos a los perros por ser potencialmente agresivos. Es como si matáramos de una inyección letal a toda persona con actitudes o comportamientos fuera de los cánones considerados "normales". Creo que la raza humana con su estúpida altivez, no tiene un largo y brillante porvenir sobre esta tierra.

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  3. A ver si nos extinguimos pronto y dejamos a los animales tranquilos :D

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