viernes, 15 de junio de 2012

Pipican


Art.10 - punto 3. Los Ayuntamientos procurarán, en la medida de sus posibilidades, los medios y espacios adecuados para que los animales puedan realizar sus funciones fisiológicas en las debidas condiciones higiénicas, así como su esparcimiento, al objeto de evitar molestias y transmisión de enfermedades e infecciones a personas y otros animales. Asimismo, podrá llegar a establecerse en lugares determinados horarios para tal fin. 
5.1.1.13 Ley Foral 7/1994, de 31 de mayo, de Protección de los animales. BON: nº 70, 13 de junio de 1994.

El anterior es sólo un ejemplo en la legislación navarra. En todas las comunidades y por ende, en las ordenanzas municipales, existen puntos similares.


Las leyes que pretenden proteger a los animales (del ser humano) la mayoría de las veces no son usadas más que con ánimo recaudatorio, eximiendo el cumplimiento de aquellas partes que no son tan interesantes económicamente, como es el caso del apartado que se ha transcrito. Este incumplimiento varía de un lugar a otro, de una comunidad a otra, de una ciudad a otra, y mejor ni nombrar a localidades algo distantes de la "civilización" en las que se pueden ver auténticas barbaries.

Tu perro debe ir atado para que no moleste, para que no se escape y digamos que para que la convivencia con el prójimo sea adecuada. Se supone que las normas (en cualquier ámbito) están o deberían estar hechas para evitar los conflictos, para que cumpliéndolas, no hubiera conflictos. Pero es curioso cómo es fácil aplicarlas unas veces sí y otras no: si tu perro va suelto por la calle lo más seguro es que un municipal te lo recuerde y que incluso te multe por ello, pero esa misma autoridad si entra en un polígono y se encuentra al típico perro de guarda atado a una caseta es raro que mueva un dedo por regular esa situación. Es más fácil recaudar que mirar realmente por el bienestar y la buena convivencia.

La ley cumple su objetivo de "protectora" diciendo que tiene que haber un "pipican" que a su vez debería valer como área de esparcimiento pero, sin embargo, no especifica medidas. El no delimitarlas permite a los ayuntamientos crear (si es que lo hacen) zonas ridículas para muchísimos perros, zonas en las que no todos los perros pueden "disfrutar", por un lado debido al espacio y, por otro, porque no todos los perros se pueden llevar bien y si llega "fulanito" tendrán que irse los demás, o a la inversa.


Hay pipicanes sin delimitar, esos que son cuatro papeleras para que gentilmente deposites las bolsitas con las deposiciones de tu perro, pero que por no estar cerrados, no posibilitan dejarlo suelto. Muchos de esos espacios sin barreras físicas están además al lado de carreteras y por supuesto no pueden ser consideradas zonas esparcimiento sino una zona verde usada simplemente para que tu perro haga sus cosas y tú las recojas. Si no lo haces aparecerá tu amigo el municipal para recordarte que la ley esta para cumplirse.

Habiendo cada vez más perros conviviendo con nosotros el afán recaudador de las administraciones se ceba con el cumplimiento de esa parte de la ley que da derecho a cobro. Si por lo menos esa recaudación se invirtiera en la construcción de una zona en condiciones para que los perros puedan correr y tener un mínimo de libertad sería un buen fin, pero el dinero que generan los perros no se reinvierte en mejora de infraestructuras para ellos.

Si por algún casual conseguimos tener un área de esparcimiento verde, perfectamente cercada y llena de papeleras para las bolsitas, un lugar por donde nuestro perro puede correr libre, por desgracia, en muchas ocasiones, se acaba convirtiendo en el infierno de los perros y de muchos propietarios. Un día un perro es zarandeado por otro, mientras que el propietario del segundo, sigue de charla con sus amigos, ajeno totalmente a la situación y si acaso se da cuenta, lo ve normal, "cosas de perros", hasta que el dueño del perro agredido deja de ir por no querer problemas y, también, por la propia seguridad de su perro. Es curioso cómo las áreas de esparcimiento se llegan a convertir en lugares de reunión para humanos que con la excusa de tener pipican se olvidan de que pueden, y deben, pasear con su perro: "es mejor que juegue con otros perros y se canse, así no me da la lata en casa"


Las leyes son muchas y muy variadas según la zona y quién las aplique. Este es sólamente un punto de una de esas leyes de protección. Al leerlas completas parece que sólo pretenden proteger a quien no tiene perro de quien sí lo tiene, parece que la parte que protege a los perros (y animales en general) no es de interés para la administración. Las posibilidades de los ayuntamientos para una zona adecuada son mayores de lo que los pipican existentes (cuando existen) demuestran, pero el bienestar de los perros que conviven con nosotros no es rentable.








Por CECP

2 comentarios:

  1. Este tema me pone de demasiada mala leche. En Alcalá los dueños de perros somos poco más que criminales, hay (LITERALMENTE) redadas policiales en los parques a las 10 de la noche para pillar a los tres o cuatro que sueltan al perro aprovechando que no molestan a nadie. A ver si poco a poco, aunque sea con el paso de los años, va calando una mentalidad más tolerante y razonable en cuestiones de convivencia...

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  2. Es vergonzoso como actúa la ley.

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